El cuento de Querubina y la Quesería Mágica nos recuerda la importancia de la amistad, la alegría de la aventura y la magia que se esconde en los lugares más inesperados. La autora nos invita a usar nuestra imaginación para crear un mundo mágico, donde los quesos hablan, cantan y bailan, y a recordar que siempre hay un hogar para quienes se extravían.
Minilibro Querubina y la Quesería Mágica
Querubina, la queridísima quesera, cuidaba una quesería mágica. Los quesos, de todos los tamaños y sabores, hablaban, cantaban y hasta bailaban en su tienda. Cada mañana, Querubina se levantaba con una sonrisa, lista para atender a sus clientes y escuchar las divertidas historias de sus quesos. Un día, un queso quijotesco llamado Quesoberto, se escapó de la tienda. Quesoberto, con su corteza dura y su sabor intenso, siempre soñaba con aventuras. Quería explorar el mundo y descubrir nuevas cosas. ¡Era un queso muy aventurero! Querubina se dio cuenta de que Quesoberto faltaba y se puso muy triste. Sus quesos, sus queridos amigos, se pusieron a buscarlo por toda la tienda. Gritaban: «¡Quesoberto, ¡vuelve!» con sus voces agudas y suaves, como las de un coro de ángeles. Querubina, junto a sus quesos, comenzó una búsqueda llena de risas y aventuras. Buscaron en el bosque, entre las flores, y hasta en el fondo del mar. ¡Era una búsqueda divertida y emocionante! Finalmente, encontraron a Quesoberto jugando a las escondidas con un grupo de ratones. Quesoberto estaba muy contento de haber tenido una aventura, pero también se dio cuenta de que extrañaba su hogar y a sus amigos. Con un gran abrazo, Querubina y sus quesos recibieron a Quesoberto de nuevo en la quesería. Y desde ese día, Quesoberto se comportó mejor y nunca más se escapó de la tienda. ¿Cómo se sentía Querubina cuando se dio cuenta de que Quesoberto se había escapado? ¿Qué te hubiera gustado hacer si fueras Quesoberto? ¿Por qué crees que los ratones se hicieron amigos de Quesoberto? ¿Cómo te imaginas que era la quesería mágica? El cuento de Querubina y la Quesería Mágica nos recuerda la importancia de la amistad, la alegría de la aventura y la magia que se esconde en los lugares más inesperados. La autora nos invita a usar nuestra imaginación para crear un mundo mágico, donde los quesos hablan, cantan y bailan, y a recordar que siempre hay un hogar para quienes se extravían.
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